Nos supo salvar.

17 de febrero de 2011

Temblando del susto

Casi me había olvidado cómo era que se sentía, aquel sentimiento de fuerza que uno hace cuando siente dolor.
Es tan paralizante que te acordás de todo lo malo que te pasó en la vida.
Reflexionás mil veces, no dormís a causa del dolor, e imaginás historias que nunca sucedieron, ni sucederán.
O tal vez querés que sucedan en tu vida, pero no tenés valor para implementarlas. Ni siquiera tenés esperanzas en que todo va a salir bien, ni siquiera tenés ganas de ver a tus seres queridos. No podés estar acostado, ni levantado. Estás de mal humor constantemente casi con mil demonios de aliados que te histeriquean un cuento para que sueñes con los angelitos.
¿Quién se apiada de este dolor? Tal vez alguien quiera cuidarte por un rato, hacerte sentir mejor.
¿Quién te cura las heridas del pasado? Nadie pretende curártelas, acostumbrate a tu presente y esperá un digno futuro, recordando que cosechás lo que sembrás.

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