De repente, toda esa violencia que suponía había enterrado, florece desde lo más profundo de mi inconciente, cada día se agrava más. Casi como una presión desde lo más profundo de mi pecho, ahogado en un mar de lágrimas, podré salir adelante.
Gente, por todos lados, caminan de acá para allá, sin nada que hacer, o tal vez sólo apurados sin motivo alguno, me enloquecen. Quieren meterse delante mío, ocupar un lugar que debería ser mío. Escaparse de la realidad, ya no vale si es mental, irse aunque sea un rato, cerrar los ojos y pensar en otro lado, me fortalece, me da nostalgia. En un pasillo veo caminar a alguien, graciosamente, tambaleante, temblado. Llen@ de fuego. Me invita a estar a su nivel, quiere ser mi maestro. Toda oportunidad debe ser aprovechada, no puedo negar unirme a su ritual, me intriga saber qué quiere enseñarme, voy a dejar el miedo de lado y voy a ser yo mismo, para poder encarar las cosas de la manera correcta para mí. Voy a dejar todo de lado, voy a conectarme con la naturaleza y con mi ser. Sólo así puedo crecer, cada día, un poco más.
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